La chaquetita Cuentos Infantiles Ilustrados

La chaquetita Cuentos Infantiles Ilustrados.

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Había una vez un rico comerciante que tenía una hija casadera. El hijo de uno de sus amigos vino a hacerle una visita, pues había oído hablar de las cualidades de la joven y ardía en deseos de conocerla. Los padres de la muchacha lo hicieron sentar y enviaron a aquélla a buscar en la bodega una botella de buen vino, pues querían tratar bien al huésped.
La joven, que estaba emocionada, bajó a la bodega y, cuando iba a coger la botella, vio una gran piedra que hacía un saliente en el techo y que nunca hasta ahora había visto. Pensó entonces que un día, si se casaba, tendría un hijo al que compraría uña hermosa chaquetita de botones dorados, que su hijo bajaría a la bodega, que colgaría su chaqueta en aquella piedra y que podría entonces desprenderse y matarlo. La joven sintió tanta pena ante esta visión que se sentó en una banqueta y rompió a llorar.
Cinco minutos más tarde, la madre, que comenzaba a preocuparse por la tardanza de su hija, bajó también. Al encontrarla llorando, le preguntó las razones de su infortunio. Y cuando su hija le relató su visión, estalló igualmente en sollozos.
Al cabo llegó el padre, de muy mal humor, dispuesto a reñir a su esposa y a su hija; pero cuando las vio llorando con tanto desespero, temió lo peor. Con voz temblorosa, preguntó:.
—¿Por qué lloráis? ¿Qué es lo que ocurre ?
La hija, sorbiéndose las lágrimas, contó por vez segunda la historia de la chaquetita; su padre sintió un nudo en la garganta y no pudo contenerse, rompiendo también en llanto.
El joven invitado, que se había quedado solo en el comedor; y que comenzaba a impacientarse, acudió a la bodega a ver qué pasaba. Cuando acabó de escuchar el relato de la joven, soltó la carcajada.
—¡Dios santo! —exclamó—. ¡A fe mía que estáis bien locos!… Os prometo que si encuentro tres como vosotros…, ¡ja, ja, jal…, volveré a veros y a casarme con vuestra hija.
A los tres meses regresó.
—He recorrido el mundo —le dijo al rico comerciante— y he encontrado los tres locos que prometí descubrir. Uno quería meter en su granero un montón de nueces con una horca. Otro vaciaba su estanque con un cubo agujereado… En cuanto al tercero, había construido una casa sin puertas ni ventanas, y se extrañaba de no verse ni pizca… Así pues, heme aquí para cumplir la segunda parte de mi promesa… Os pido la mano de vuestra hija.
El padre aceptó de buen grado y la boda se celebró con gran pompa… Los jóvenes tuvieron un hijo y su madre le compró una chaquetita.
Y se dice que el joven no tuvo nunca miedo de bajar a la bodega y de colgar la chaqueta de la piedra, que continúa allí sin que jamás le cayera sobre la cabeza …
 
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