Los Hombres Árboles

  • Título: Los Hombres Árboles
  • Director: Joaquín Fernand
  • País: España
  • Idioma: Español
  • Subtítulos: sin subtítulos
  • Duración: 06:00
  • Año: 2012
  • Sinopsis: Cerro Muriano, población de la localidad española de Córdoba, tiene su origen en la riqueza minera de la zona, exacavada desde época romana donde en tiempos del emperador Tito debió ser uno de los distritos mineros más importantes de la Bética. El nombre de la población puede proceder etimológicamente de varias palabras: Cerro de la Muerte del latín “Morituri”, por el elevado número de mineros que morían al estar la mayoría de las galerías inundadas, o bien su otro origen podría ser el de «mur muris» (roedor) por la prolijidad con que se encontraban dichos animales. Durante la II República Española (1931-1939) el entonces Ministro de Guerra Manuel Azaña adquirió para el Estado los terrenos que actualmente ocupa la importante Base Militar de la BRIM X, muy conocida por varias generaciones de españoles que realizaron el servicio militar allí. Fue en el año 1939 cuando el célebre fotógrafo Robert Cappa tomó la instantánea más conocida de la Guerra Civil Española, “Death of a Loyalist Soldier” (Spain, 1936), en la cual se aprecia la caída de un soldado republicano que acaba de ser alcanzado por un disparo mortal dentro de los límites de Cerro Muriano. Desde el año 1929, tras la decisión del abandono de la explotación minera provocada por la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres, Cerro Muriano perdió su principal recurso económico.Poco más tarde es el momento en que se sitúa el relato de Joaquín Fernand, quien permite a su imaginación la puesta en marcha de una importante escuela-taller que diera de nuevo prestigio y vida a la localidad. En ella, se formarían los mejores para dar lo mejor a su país. Un descuido complaciente muy propio de los seres humanos desembocará en una tragedia inesperada, cuyas consecuencias más inmediatas permitieron que pasase desapercibida una extraordinaria anomalía que hiciese posible la existencia de los hombres-árboles.
    En las inmediaciones boscosas de Cerro Muriano, en cualquier lugar donde prolifere la vegetación mediterránea, sólo un ojo muy entrenado es capaz de percibir la presencia de unos seres vivos inteligentes y capaces que han sabido hacer de la discrección su mayor arma de supervivencia.
  • Información adicional: Los #cuentososcuros de @JoaquinFernand pretenden recuperar la importancia del narrador y de la narración oral en la Historia del ser humano, el valor de la leyenda y del misterio para potenciar una mente investigadora y un espíritu inquieto. A su vez, busca también incentivar a la lectura contando cuentos de dimensiones y contenido universales. Por ello, se distribuyen con licencia Creative Commons 3.0.Se trata de una serie de cortometrajes de narración oral de los que se han publicado tres bajo el título genérico «Los Cuentos Oscuros de Joaquín Fernand», cuyos títulos son «La Casa de Trassierra», «Los Hombres-Árboles» y «El Muerto Rico».
    LIBRO DE PRENSA GENERALISTA DE LA SERIE DE CORTOMETRAJES
    Los #CUENTOSOSCUROS de #JoaquinFernand
    serie de videocuentos de terror y misterio para Internet
    El narrador primero nace, y después se hace. Son dos pasos.
    Cuando se nace narrador, es lo que hay, toca y punto, no hay más, eso es todo.
    Tocan mil cosas diferentes al nacer, distintas y sin relación aparente entre sí, y una de ellas es esto.
    Hacerse narrador conlleva un esfuerzo continuado, pocas veces recompensado en la medida que el narrador estima oportuno según su criterio siempre subjetivo, más aún si es exigente consigo mismo. Hacerse narrador implica invertir en las potencialidades que te has descubierto sabiendo que caminas por un mundo aberrante desde cualquier perspectiva, sea personal, monetaria, emocional, laboral o aquella otra bajo cuyo prisma optes un día observar.
    Narrar es transmitir.
    Transmitir es difundir, hacer llegar, comunicar, conducir, transportar.
    Cada persona es un universo parcialmente independiente y realizar una transmisión le proporciona aportes distintos dependiendo de un sinfín de factores.
    Con esto de los #cuentososcurosdeJoaquinFernand había, y hay, varios retos: incentivar a la lectura y a descubrir el patrimonio inmaterial que es la literatura, generar cultura y difundirla libremente, crear leyendas nuevas sobre lugares o personajes o cosas reales y palpables, entretener y hacer disfrutar sin obviar las moralejas prácticas que las buenas historias de ficción siempre nos dejan, así como presentar y divulgar breves relatos de los que soy autor pero no leídos o actuados como de manera habitual se me demanda, sino improvisados oralmente con sinceridad y mucha humildad -errores incluidos-, sin ensayo, tal cual nacen y ese instante se captura vivo para quedar fijado, provistos de cierta interpretación para acompañar al espectador en un tono muy sencillo y cercano próximo a los relatos de campamento alrededor de una hoguera donde se genera un clima único, especial, auténtico; un clima bañado por la luz danzarina de las llamas que inspira y que estos cuentos buscan generar en quienes les presten atención.
    Todo ello sería producido y filmado con un presupuesto irrisorio, en un único plano secuencia con el que se jugaría en post-producción… ¡y con el plató vacío por completo! Es decir, que tras las pruebas pertinentes en los equipos ya configurados, una vez todo estaba en su punto las luces me iluminaron y me quedé completamente solo. De principio a fin. Nadie operaba el sonido ni la imagen más allá del control visual que yo mismo ejercía sobre una pantalla que me miraba fríamente; me hallaba frente a un micrófono y una cámara que esperaban con paciencia a que yo simplemente contara, narrase, transmitiera. Eran elementos estáticos que no se emocionaban conmigo, que me lo ponían difícil, que en cada pausa seguían registrando con la fidelidad incorruptible de las máquinas lo que acontecía.
    El plató utilizado es una localización natural ubicada bajo el suelo de la ciudad de Córdoba, España, destinada a otros usos muy alejados de la literatura o el cine, junto a una de sus avenidas principales y muy próxima a su rico y misterioso casco antiguo. Escogimos una esquina apartada de todo el espacio disponible y la acondicionamos para la filmación; era un espacio que contaba con cierto eco para la voz y mucha soledad. Mucha. La verdad sea dicha: se trata de un lugar sucio, decaído, inhóspito; los insectos que aparecen en la filmación estaban allí realmente, a mi alrededor. Había varios y de clases distintas, pululaban husmeando entre los cables serpenteantes que cruzaban el suelo, correteaban curiosos y volvían a esconderse al identificar que en aquel caos inhabitual había un ser humano. Algunos me escuchaban hablar, quizá atentos, incluso expectantes. Otros me obviaban como yo hacía con ellos, era un trato tácito recíproco que convenía a todas las partes.
    A menudo tenía que dejar de narrar porque se producían ruidos a mi alrededor que se colaban en el micrófono y yo veía en la pantalla de control cómo dejaban una estela en la gráfica sonora: tránsito de cañerías inoportunas, portazos lejanos, arrastrar de objetos, siseos, golpes reverberantes, ruidos mecánicos, alguna voz perdida que rebotaba en las paredes perdiendo fuerza pero no personalidad. Algunos de esos momentos de esperan han sido planos recurso para la edición de los cuentos a la par de servir para sonorizar la narración, crear ambiente para quien presta el oído al cuento. Reconozco que era difícil concentrarse en unas circunstancias tan desordenadas, pienso que esto se nota demasiado en la película final, me hacía olvidar matices y hasta de alguna manera me incitaba a acabar pronto. Pero quizá deba ser así, natural y fresco, real y verdadero, como es la vida misma y como son los sucesos que narran estos cuentos.
    Por eso son así y no de otra manera.
    Joaquín Fernand.
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  • Publicado por: Joaquín Fernand