A buen amo, buen criado. Cuentos infantiles de siempre.

A buen amo, buen criado, cuentos infantiles ilustrados de ayer y siempre.

Hace tiempo vivía en el país catalán un granjero que, a fuerza de avaricia, había llegado a hacerse muy rico. No era avaro para él, sino para los demás. Siempre llevaba encima la llave de la despensa. Temía que su sirvienta y sus criados le robasen con ella, pues las comidas que les hacía preparar por su mujer eran muy, pero que muy escasas. Eso sí, él no se privaba de nada. Paseaba por el pueblo su gran barriga y su orgullo de ser alguien importante, lo cual le valía el respeto de todo el mundo. Un día contrató a un nuevo criado para trabajar en sus campos. Al día siguiente, nada más amanecer, lo despertó y le dijo :
—Hoy hay que ir a arar…
Partieron, pues, ambos, cada uno con su caballo y su arado. El amo no había llevado nada para el desayuno.
Trabajaron toda la mañana, y cuando el sol señalaba el mediodía, el granjero dijo :
—¿Y si hiciésemos como que comemos ?
— ¡Ay, amo! He aquí una comida que no nos llegará al estómago. Pero sea como usted quiera…
Y se pusieron de nuevo a arar. Un momento después, el amo advirtió que su criado pasaba siempre el arado por el mismo surco.
—Pero ¿qué haces ?
—Ya lo ve, amo; hace un momento hacía como que comía; ahora hago como que aro.
Como es natural, el amo prometió alimentarlo mejor. Por la tarde dijo a su mujer :
—Mañana irá el nuevo criado a labrar la viña. Prepárale algo de comer y de beber.
Al día siguiente dijo a su criado :
—Hoy irás a labrar la viña. Aquí tienes tu comida, en estas alforjas.
Al llegar a la viña, el criado miró en las alforjas y sólo encontró pan duro y vino que era casi vinagre. Se echó bajo una sombra y esperó que anocheciera. Cuando estuvo de regreso a la granja, su amo le preguntó :
—Criado, ¿has comido y trabajado bien ?
— ¡Sí, amo! He trabajado tan bien como he comido.
—Mañana acabarás de labrar la viña.
Al día siguiente, las alforjas estaban tan mal provistas como la víspera, por lo que el criado no trabajó más que antes. El amo le preguntó a su vuelta :
—¿Y hoy? ¿Has trabajado bien?
—Como ayer, amo.
El amo quiso ver cómo había trabajado la viña, y quedó sorprendido al ver que el criado no había hecho nada durante dos días. Al volver a su casa le dijo a su mujer :
—Mañana darás a nuestro criado un buen pan blanco y de nuestro mejor vino.
Por la tarde, cuando el criado regresó a la granja, le preguntó el amo :
—¿Y hoy, criado ? ¿Qué has hecho ?
—He labrado toda la viña.
Desde aquel día el granjero dio siempre buen vino y buen pan a su criado, que cumplió su parte como debía.