La Revolución Francesa, introducción.

revolución francesa toma de la bastilla 2
Recreación de la Toma de la Bastilla

En los últimos siglos no ha habido un periodo tan intenso y que dejara una huella tan profunda en la sociedad posterior como la Revolución Francesa. Tan sólo la doble Revolución menchevique/bolchevique de 1917 en Rusia se le puede aproximar, pero esta última, la rusa, pese a compartir con la francesa las fases de la revolución, fue mucho más lenta y alargada en el tiempo.  Los hechos ocurridos en Francia a finales del siglo XVIII suceden en un puñado de años, pasando de una monarquía absoluta de origen divino a una república, primero, y a un imperio militar, a la imagen de los imperatores romanos (en teoría), después. Ahora, trataremos de comprender como era la situación de Francia en aquellos años posteriores a la toma de la Bastilla.
 

 Revolución Francesa: Unos pocos años que cambiaron la historia para siempre

Considerada desde mediados del siglo XIX como la época de corte entre dos períodos de la historia larga, la historia moderna y la historia contemporánea, la Revolución Francesa se impone como el acontecimiento más importante de la historia europea del siglo XIX. Su duración, que se extiende entre los 10 últimos años del siglo, entre 1789 y 1799, y la amplitud de sus desarrollos, en 1794 toda Europa está en guerra, cuenta menos en esta posición que las transformaciones irreversibles de los estados y las sociedades que implicó, el corte fue tan profundo que aún actualmente hagiógrafos y fiscales oponen sobre este período juicios aparentemente irreconciliables.
Todo contribuye a hacer también de esta época una de las más asombrosas de la historia de Francia, la violencia y el carácter dramático de las jornadas parisienses, cuya sucesión acelerada desde la toma de la Bastilla (tiene más de símbolo de caída del poder real que de importancia efectiva en la revolución) hasta la muerte de Robespierre hacen imprevisible y siempre amenazante el porvenir, el contenido extremista pero generoso y universal de la elocuencia revolucionaria, cuyos discursos engendran una confusión implacable entre el terror y la virtud, la guillotina convertida en algo familiar…. Y pese a una crisis interior y una guerra civil sin precedentes, pese al odio armado en todas las fronteras de la República, pese a su inexperiencia política, los revolucionarios trabajaron y construyeron cada día una Francia nueva. Bonaparte se hace con ella en Brumario del año 8, es decir noviembre de 1779, con la misión de crear una Concordia imposible entre los de pensadores ocho siglos de historia monárquica y los de algunos años de un régimen que borró sin remisión el absolutismo de derecho divino y los privilegios de cuna. Pero durante casi un siglo Francia vacila entre la experiencia imperial una monarquía constitucional un parlamentarismo republicano o una dictadura jacobina.

 

Varias revoluciones en una.

Sería más exacto hablar de varias revoluciones. La primera comenzada por los patricios, según la frase de Chateaubriand, aparece como el episodio final de una lucha sostenida por la aristocracia contra la monarquía capeta pero apoyada en el pueblo llano de las ciudades. Esta revolución nobiliaria se ve arrastrada de inmediato por la insurrección campesina, una jacqerie barre una fronda [ jacquerie: es el nombre con que se designa la sublevación de los campesinos franceses contra sus señores en 1358 y por extensión todas las rebeliones campesinas] (es decir, primero fue la revolución aristocrática, la Fronda, pero se ve superada sin remisión por la aparición de la revolución campesina, la jacquerie). La nobleza pierde con ello de manera imprevista sus derechos feudales al mismo tiempo que nace otra revolución, la de la burguesía de los talentos, en plena ascensión económica e intelectual desde principios del siglo XVIII, la revolución de los abogados y los notable, tejidos en las filas del Tercer Estado para los Estados Generales. [ Los Estados Generales eran una especie de parlamento o asamblea, se reunían por petición real, y no se habían reunido desde 1614, es decir, en 1789 hacía 145 años que no se reunían. En ellos había tres estamentos, que se correpondían con la sociedad, la nobleza, el clero y el resto, que se llamaba tercer estado. Las votaciones eran por estamento, y como nobleza y clero tenían altos privilegios, nunca se reformaba lo suficiente, pues ganaban 2-1 al tercer estado… Pero los Estados Generales de 1789 iban a ser únicos...]Estos hacen triunfar en su provecho los principios abstractos de los Derechos del Hombre y la realidad concreta de la libertad económica, de la conservación de las propiedades, de un parlamentarismo censitario. Insatisfecho de un sistema en el que no gana nada, el pueblo de las ciudades ese mundo de artesanos y tendederos, de Comerciantes y domésticos, de peluqueros y floristas toma el relevo, la revolución política moderada de la Libertad se convierte en la revolución social de la igualdad, es el año 2, una república aterradora en sus medios desde 1793, terrible en su victoria en la primavera de 1794, rota y recuperada de nuevo por la burguesía en 1795, mejor asentada desde entonces pese a la fragilidad del régimen y la prolongación de la guerra, que favorecen entre 1799 y 1804, el advenimiento de un Estado militar.

Crisis general del sistema absolutista.

Una revolución no depende del azar, el accidente del 14 de julio de 1789, la toma de la Bastilla por la muchedumbre parisiense, sólo es por el día en que se produjo y por el blanco. El pueblo francés esperaba desde hacía varios meses grandes acontecimientos, hacía varios años que las mentes ilustradas esperaban un conjunto de reformas fundamentales del Estado monárquico que la apertura de los Estados Generales en 1789 hacía previsibles. Y en realidad el absolutismo francés se debatía desde hacía casi un siglo en dificultades que el tiempo no hacía más que agravar, el fracaso de todas las tentativas de reforma que se sucedían inútilmente conducía a una crisis general del sistema institucional y social. En el corazón de la crisis, los poderes y las finanzas, más exactamente un doble antagonismo, por una parte entre la naturaleza profunda del antiguo sistema monárquico absoluto, legitimado por el derecho divino pero contestado por una aristocracia preocupada por el reparto y la reivindicación, más o menos bien expresada por los parlamentos, de un control efectivo de los poderes en el seno de un sistema monárquico templado; por otra parte la oposición irreductible entre una sociedad asentada en los órdenes, los privilegios y la necesidad siempre urgente de una reforma fiscal que hiciera participar a los privilegiados en las recaudaciones del Estado.
Eso no era nuevo ya a mediados del siglo XVII la fronda 1648 1652 se había presentado como una especie de revolución fallida que se habría hecho en beneficio de las Cortes soberanas o de la nobleza; el populacho jugaba en ella solamente el papel de una mano de obra fácilmente movilizada con el tema del odio anti fiscal, al actuar cada estrato de la sociedad por su propia cuenta la Fronda pudo ser reducida a un tiempo de anarquía sin futuro ninguno. El Rey Sol restaura un absolutismo intacto en 1715 tras la muerte de Luis XIV la polisinodia es una revancha muy breve de la aristocracia el Parlamento de París encontró en ella un derecho de amonestación abolido por Mazarino punto de partida de la Ascensión de las grandes togas en el siglo XVIII que se forjan en la oposición una popularidad sin relación exacta con sus ambiciones reales.
Una primera crisis parlamentaria sobre el problema del jansenismo se produce en 1730 le sigue una segunda crisis en 1749 cuando Machault d’Arnouville trata de establecer el impuesto de un XX de todos los ingresos a pagar también por los privilegiados la tercera crisis tras la Guerra de los Siete Años es mucho más grave es una rebelión abierta cuyo origen se encuentra también en el Registro de edictos fiscales y en la defensa de los privilegios. En 1776 con ocasión de un lit de Justice League the Justice llamado sesión de la Flagelación Luis XV recuerda el Parlamento de París que sólo en su persona reside el poder soberano y en 1771 juega con Maoupeou la última carta del absolutismo suprime la venalidad de los cargos de toga y disuelve el Parlamento de París sustituido por cinco consejos superiores vaciados de todo poder administrativo o político; algunos parlamentarios algunos parlamentos provinciales Rouen gowaii a ICS ex AICS son también disueltos alt suprimir una paralizante oposición y provocar la extinción de una casta el absolutismo se salvaba por una verdadera revolución política judicial y social que lo transformaba el despotismo ilustrado y modernizador entonces demasiado pronto muere Luis XV.