El comportamiento alimentario

Entrada capítulo: Sobre la obesidad y las obesidades
Entrada anterior: La armonía del cuerpo en las dietas para adelgazar
 

EL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO

El organismo humano es como una máquina que funciona gracias a la energía química. Como toda máquina necesita carburante, pero también ciertos elementos indispensables, como las vitaminas, los ácidos grasos, los aminoácidos, etc.
El comportamiento alimentario, primera etapa en la nutrición de un ser vivo, es la búsqueda, selección e ingestión activa de los distintos elementos.
A continuación, intervienen un conjunto de procesos metabólicos que aseguran la cobertura de las necesidades celulares. Por tanto, cuando la ingestión de alimentos es enorme, o muy reducida, el gasto energético aumenta o disminuye respectivamente.
Tras una comida, el gasto energético aumenta transitoriamente (durante casi cuatro horas). Esta termogénesis pospandrial o efecto térmico debido a la ingestión de alimentos ha sido durante mucho tiempo considerado como el coste energético de la digestión, absorción y utilización de los diferentes nutrientes. (En el proceso de la digestión de una comida se gastan 100 calorías.)
Por el contrario, la restricción calórica da lugar a una reducción del metabolismo en estado de reposo, pero también a un ahorro en el costo del almacenamiento de reservas, en la actividad física y en la termogénesis.
Los alimentos ricos en azúcares y los muy grasos son los responsables de la tendencia al sobrepeso que castiga a nuestra sociedad pletórica actual.
Como vemos, todo reside en un concepto de administración, ahorro, de stocks, respondiendo la maravillosa máquina orgánica a premisas absolutamente «industriales» o cuando menos «económicas». No se trata de «gastar más o menos», sino de hacerlo de forma adecuada y siempre contando con las «reservas» (en este caso con la grasa almacenada).
Y de ese equilibrio surge la actitud saludable, el peso lógico que nos corresponde. Todo ello puede conseguirse de manera natural, sin obsesiones; de ahí mi afán en describir estos complejos procesos, pues conociéndolos en profundidad seremos capaces de ponerlos en práctica.

* El concepto «máquina», aplicado al hombre por La Mettrie, teólogo y médico, que publicó en 1748 un libro que sustentaba esa teoría, El hombre-máquina, en el que entre otras muchas cosas decía: «El cuerpo humano es una máquina que mueve sus propios resortes; es una viva imagen del movimiento continuo. El alma es una mera expresión de lo inexplicable, de aquello de que no se tiene ni remota idea. Los cuerpos tienen todo lo que se necesita para moverse, sentir, pensar y arrepentirse. En una palabra, todo depende del cuerpo, en lo psíquico y en lo moral.» Se advierte con claridad la influencia de Voltaire y Montaigne. Naturalmente, no estoy de acuerdo con este planteamiento filosófico, pero tomo la propuesta «máquina» aplicada al hombre, porque creo que es un ejemplo paradigmático para entender el mecanismo orgánico de la manera más didáctica posible.