Los zombis siempre llaman cuatro veces

Dos amigos se disponen a pasar el rato echándose unas partidas a un videojuego, de pronto llaman a la puerta …
¿Será el del butano?
¿Será un Testigo de Jehová?
O … será un zombi con ansias homicidas y ganas de liarla?
La película que Hitchcock, Carpenter y Romero desearían haber rodado.
Si llaman cuatro veces a la puerta … piénsatelo antes de abrir …

El bar

1977, año de la transición española. Roberto ha sido una de las manos derechas que tenía Franco por España. Cuando quedan pocas horas para las elecciones, sufre un extraño accidente de coche, sale a buscar ayuda y encuentra un bar. Allí, aparecen personajes que tuvieron relación con él en el pasado, entre 1943 y 1954.

El Sastre de la Luz (The Tailor of the Light)

Antonio López Fuentes es uno de los pocos sastres de toreros que existen en el mundo. Él crea la vestimenta que los toreros lucen en el ruedo. Su profesión ensalza la belleza de un arte que, siendo duro y severo, posee un carácter fuertemente simbólico.
Antonio Lopez Fuentes is one of the few tailors of bullfighters in the world. He creates the costume that bullfighters wear in the ring. His profession enhances the beauty of an art that, being severe and tough, has a strong symbolic meaning.

La Casa de Trassierra

“La Casa de Trassierra”
A 15 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, en plena Sierra Morena, se abre el pulmón de Trassierra, un asentamiento de origen medieval rodeado de espesa vegetación mediterránea que tienen su culmen en los Baños de Popea, el Arroyo Bejarano y el río Guadiato. Ilustres personajes vivieron en sus casas, como el escritor del Siglo de Oro español Luís de Góngora y Argote, que fue párroco de su iglesia gótico-mudéjar o Beatríz Enriquez de Arana, amante de Cristóbal Colón.
Como buen pueblo serrano, son muchas las leyendas que pueden contarse. Sin embargo este cuento habla de un suceso extraordinario que tuvo lugar en los durísimos años posteriores a la guerra civil española, cuando los maquis mostraron férrea resistencia en los montes circundantes. Si nos perdemos entre las quebradas calles por detrás de la iglesia que se alza protagonista sobre el pueblo, siguiendo un camino estrecho de tierra poseído en tramos por la frondosa vegetación, enseguida daremos con el escenario del cuento, la casa que aún se mantiene en pie, cerrada pero nunca abandonada; una casa rodeada por un viejo muro de piedra parcialmente derruido, asaltado a veces por quienes buscan conocer de cerca la leyenda de la boda. Dentro del recinto encontramos un pequeño riachuelo que atraviesa la finca y es cruzado por un puente, y unos metros por encima se halla el pozo que escondió el cuerpo de un padre cuyo odio envenenó a un pueblo entero.
Si se encuentra la casa y se mira en el interior del pozo, es mejor no pedir la atención de nadie, no vaya a ser que, aun tanto tiempo después, el rencor pueda jugarnos una muy mala pasada.
En palabras de Joaquín Fernand:
«El cuento en sí se me ocurrió precisamente en una casa de la localidad donde transcurre la historia. Recuerdo que el grupo de amigos nos acercamos al pozo de la casa después de indagar por sus alrededores, estaba oculto parcialmente bajo un árbol, blanca su estructura y no demasiado profundo. La luz de un mechero devolvió nuestro reflejo en las aguas subterráneas, cuyo olor hablaba de cierto estancamiento. Uno de nosotros comentó que daba miedo. Le dije: dame cinco minutos que te voy a contar la historia de este pozo. Me retiré al puente sobre el arroyo con que cuenta la casa. Cinco minutos después el padre protagonista de la historia estaba listo para resucitar».