Los Hombres Árboles

“Los Hombres-Árboles”
Cerro Muriano, población de la localidad española de Córdoba, tiene su origen en la riqueza minera de la zona, exacavada desde época romana donde en tiempos del emperador Tito debió ser uno de los distritos mineros más importantes de la Bética. El nombre de la población puede proceder etimológicamente de varias palabras: Cerro de la Muerte del latín “Morituri”, por el elevado número de mineros que morían al estar la mayoría de las galerías inundadas, o bien su otro origen podría ser el de «mur muris» (roedor) por la prolijidad con que se encontraban dichos animales. Durante la II República Española (1931-1939) el entonces Ministro de Guerra Manuel Azaña adquirió para el Estado los terrenos que actualmente ocupa la importante Base Militar de la BRIM X, muy conocida por varias generaciones de españoles que realizaron el servicio militar allí. Fue en el año 1939 cuando el célebre fotógrafo Robert Cappa tomó la instantánea más conocida de la Guerra Civil Española, “Death of a Loyalist Soldier” (Spain, 1936), en la cual se aprecia la caída de un soldado republicano que acaba de ser alcanzado por un disparo mortal dentro de los límites de Cerro Muriano. Desde el año 1929, tras la decisión del abandono de la explotación minera provocada por la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres, Cerro Muriano perdió su principal recurso económico.
Poco más tarde es el momento en que se sitúa el relato de Joaquín Fernand, quien permite a su imaginación la puesta en marcha de una importante escuela-taller que diera de nuevo prestigio y vida a la localidad. En ella, se formarían los mejores para dar lo mejor a su país. Un descuido complaciente muy propio de los seres humanos desembocará en una tragedia inesperada, cuyas consecuencias más inmediatas permitieron que pasase desapercibida una extraordinaria anomalía que hiciese posible la existencia de los hombres-árboles.
En las inmediaciones boscosas de Cerro Muriano, en cualquier lugar donde prolifere la vegetación mediterránea, sólo un ojo muy entrenado es capaz de percibir la presencia de unos seres vivos inteligentes y capaces que han sabido hacer de la discrección su mayor arma de supervivencia.

El Muerto Rico

Fueron los franceses de Napoleón quienes durante su ocupación de España fomentaron la proliferación de cementerios locales. En Córdoba, frente a la Puerta de Sevilla se erige el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud, que adquiere este nombre de la ermita junto a la que se termina de construir en 1811 (que hoy forma parte del mismo), en los límites físicos de la Córdoba de por aquel entonces. En él descansan ilustres personajes, desde los locales José Cruz Conde y Rafael García Lovera, hasta grandes figuras del toreo como Guerrita, Largartijo, Machaquito y el inigualable y de fama universal Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete», cuyas tumbas pueden visitarse a día de hoy.
También existe una tumba que pertenece a un empresario de tiempos de antaño, quien hoy ha caído en un afortunado olvido y cuyo cuerpo recién enterrado protagonizó un extraordinario suceso que es narrado por viejos cordobeses en momentos íntimos y secretos al amparo del mutismo de los patios cordobeses. Una viuda heredera, un amante desvergonzado y una tarjeta de crédito que daba acceso a una buena fortuna son los elementos que se combinan con la codicia, la traición y lo sobrenatural para lograr que hasta los muertos se estremezcan.
Si algún día decide ir a visitar este cementerio de rica y variada arquitectura, no olvide rezar por los errores de los que ya no están entre nosotros. Serán muchos los que se lo agradecerán.

Eloy

Con un cinismo que roza la misantropía, Eloy escapa de todas las parejas que demuestran su amor en público. Para él, y su neurosis, cada beso ajeno es un espectáculo degradante.
No puede creer ser el único que se ve afectado por ellas.
Sin embargo, como buen amante de los extremos, Eloy disfruta, cuando es testigo de una ruptura pública. Aún cuando él pueda ser el próximo abandonado